Obra del mes de diciembre: Día Nacional de la Cultura Maya, 21 de diciembre
La grandeza de la cultura maya va más allá de las voces de piedra de sus monumentos, ya que es una cultura viva que ocupa buena parte de Mesoamérica, concretamente Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Campeche y Yucatán, en el México actual; Guatemala; Belice; y la parte occidental de El Salvador y Honduras. La valoración de esta herencia en la formación de las identidades nacionales ha sido desigual, los guatemaltecos la han tomado muy en cuenta, en contraste con los mexicanos, tal vez por la lejanía de la capital federal y el auge que en la época de la conquista tenían los aztecas y quienes nos ocupan. No obstante esta tendencia se ha ido corrigiendo con el tiempo y en la actualidad este último país conmemora el Día Nacional de la Cultura Maya cada 21 de diciembre, fecha del solsticio de invierno, que este pueblo celebraba, ya que poseían un complejo calendario de 260 días, combinado con un año solar de 365 días. Los profundos conocimientos astronómicos se incardinaban en una sociedad de base agrícola y comercial y se expresaban en las pirámides y otros edificios construidos por las ciudades estado, a veces unidas en confederaciones (fundamentadas en el pago de tributos y en matrimonios diplomáticos) y a menudo guerreras entre sí. De aquellas destacaban Tikal y Calakmul. Muchas siguen ocultas bajo la selva, esperando a que la mano del arqueólogo vuelva a sacarlas a la luz.
El saber de los mayas fue posible en gran medida gracias a su escritura, de cuyos códices custodia la Biblioteca Americanista de Sevilla variadas reproducciones facsimilares, entre ellas la del Popol Vuh o «Libro del Consejo», una recopilación de narraciones míticas legendarias e históricas del pueblo quiché, etnia vinculada a esta cultura.
Al pueblo quiché pertenece la activista guatemalteca Rigoberta Menchú Tum, como a ella le gusta llamarse, con los dos apellidos, porque es una manera de honrar a su padre y a su madre. Premio Nóbel de la Paz en 1992 y Príncipe de Asturias en 1998, defensora de los derechos humanos y de los indígenas, su presencia en las instituciones internacionales visibiliza a los mayas en el mundo actual.